miércoles, 30 de diciembre de 2009

celos

Está bien, esta vez no me enojo. Lo que no es asunto mío no me afecta, no me toca. Entonces escucho atenta desfilar entre las sabanas un sendero desordenado de nombres, planes, hechos, recuerdos. Ya lo sé, lo tuyo es tuyo y lo mío es mío, y esta bien escucharte, inmóvil gentil, hoy no tengo porque atar cabos, no me detengo en eso. Que importa si el ego es mas debil que la carne. Esta bien un nombre y tu gesto que cambia, es tan fácil de armar. Pero esta vez no me doy cuenta y vos cual premio me das un beso.
-Tonta.
Ya es tan natural para vos que lo tuyo es tuyo y que yo soy tuya.
-Cruel.

martes, 27 de octubre de 2009

de los martes 13

Hay quienes creen en el destino y quienes creen en la suerte, yo de lo único que estoy segura es que la mala suerte existe y me conoce muy bien. No me atrevo a llamar destino a esa conjunción de hijaputeces que me suceden tan seguido, le mancharía el romanticismo a esa palabra objeto (de excusas) de cosas más Grandes. Prefiero llamarlas mala leche, asumirlo y ya, y que no me agarren renegando. Pero el martes trece, fue algo diferente, me desperté esperanzada y ansiosa, tenia que ser mi día, como creo en las contrariedades tenía el convencimiento de que algo bueno iba a pasar. Espere todo el día y cuando me había olvidado de semejante boludez, me paso algo muy muy bueno. Que satisfacción enorme confirmar mi teoría. Claro, después viene el miércoles catorce y lo suyo. Pero que lindos son esos ratos en que suceden los milagros.

lunes, 26 de octubre de 2009

Los domingos días de tristeza letal, los hay peores, esos domingos que se extienden al lunes al martes, etc. Etc. pero con obligaciones en el cuerpo, cuerpo con resaca mental. Mejor voy a dejar de lado todo eso porque la noche es solo mía y no tengo porque andar queriendo buscar un consuelo equivocado como suelo… el suelo es otra cosa, sirve para el día.
Hoy me recordaron algo malo y algo bueno, y no tengo porque elegir.

domingo, 11 de octubre de 2009

Y un mal día te levantas con ganas de mandar al mundo al CARAJO. Si al fin y al cabo cada uno a su cuestión, mejor poner piloto automático y echarse una siesta de indignación metiendo a todos en la misma bolsa. Al que te trato mal. Al pequeño gesto que esperabas y no fue, no será, no lo esperes más. A la sangre que te tira, y te tira por la cabeza. Al jefe que te va a minimizar cada vez más, como si hiciera falta, como si ya no te sacara bastante. Al que te roba una ilusión, ese pobre verdugo al que le toco mostrarte ese lado de la vida, y sigue la suya igual, tan igual. Al que se cree mejor, tan vacío. Al que no da un poco más, como si se le fueran a agotar los recursos. Y a tantos mas, meterlos en la bolsa, cerrarla y a la basura.
Pero no lo haces. De donde sale esa necesidad de actuar correctamente, en un mundo sin autocrítica que no tiene nada que ofrecer, y no hablo de más o menos beneficios, sino de la certeza de saber que no da lo mismo una cosa que la otra. Que no hay porque avergonzarse de lo ingenuo, de los miedos, de la soledad. De lo que necesitas gritar y callas porque hoy el mundo se levanto con la moral bien puesta, y seguro te va a mirar extrañado y piadoso, porque solo vera en vos un pobre infeliz que tiene un mal día. Y nunca vera que en el fondo solo buscas algo verdadero, que en medio de todo esto te aferras a lo bueno, para reflexionar, para inventarte una moral que entienda que es básico no cagarse en el otro. Y que es la única forma de llegar a encontrar algo no tan podrido, mas profundo, que es lo que te aferra a la vida y te permite perdonar y seguir sonriendo, tratar de mejorar, para construirnos algo un poco mejor.

sábado, 10 de octubre de 2009

No puedo evitar que la confusión me maree y el sentimiento me apriete cada vez que me distraigo y aparece su imagen en el pensamiento. Que algo, que no describo porque no puedo poner en palabras, algo que no se que es, me cause el disgusto de darme cuenta que pensar en eso es perder tiempo, que no alcanza con algo, porque a esta altura lo concreto.
Y entonces un sueño recurrente parece destruir lo construido minuciosamente con los ojos abiertos, y un abrir los ojos es un empezar de cero, como si tan grande fuera la certeza cuando se esta durmiendo, que se mantiene luego como un presagio de lo inevitable…
Borrar todo detalle cada mañana, cada noche de mirada empañada:
Mirada distraída que se pierde en el recuerdo de unos ojos fugaces que si entendieron algo, unos ojos capaces de extraviarse y capaces de perderme.
Pero mejor lo concreto, lo palpable.
(No el recuerdo de esos ojos buscando una mirada, de unos dedos jugando con la melodia en el silencio, un silencio que no conoce puntos medios, que se rompe en carcajadas, en cuestiones)

Pero mejor no perder mas tiempo.
(En esa boca que acaricia lo que besa, que muerde lo que anhela, que dice lo piensa.. Ay así es tan facil conmoverse!)
Porque no es cuestion de distraerse y sin embargo, parece importar tanto a veces, cuando solo importa lo importante! Como callar, como decirlo en voz alta, sin que suene algo ingenuo, sin que se ruborice el orgullo.