jueves, 28 de enero de 2010

Pasaron años, el tiempo es cada vez más escurridizo, porque creo que a veces no siento los años que pasaron. Por qué ahora, por qué de la nada, preguntarte cómo estás, si no es eso lo que quiero, husmear. Más bien es otra cosa, como un hilo que pendió de vos, el mismo que me anima a decir, porque no es que quiera algo, y decir. Solo decir, y quizá solo sean cosas del tiempo. Ahora que él me demostró que lo que
une
separa
une
y no se sabe
el tiempo hace esas cosas, y los recuerdos.
El recuerdo también es un hilo invisible que se jala de dos extremos, casi siempre a destiempo, y lo sabes bien porque de él tiraste hasta persuadirte de que no había otro cabo, y las tijeras. Entonces vos caminas años de tu vida, sin saber que arrastras ese hilo (¿cuanto caminaste?) que a la vez yo camino años de mi vida. Sin saberlo enredamos la ciudad de una telaraña que menos mal que es invisible, sino imaginate.
Sucede que cuando las tijeras no están bien afiladas, siento el hilo que tira, se vuelve trabajoso reunir toda esa maraña, lo más pertinente es jalar de a poquito.

- Hola, ¿cómo estás? ¡Tanto tiempo!

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